La historia de un usuario ecológicamente responsable
Cuando tuve la oportunidad de fabricar mi casa, tenía el pensamiento puesto en mi futuro ahí. Cuando vives en este país, sabes perfectamente que el largo plazo es pasado mañana y que nada ni nadie puede predecir qué es lo que va a pasar; si tendrás empleo, si tendrás dinero, si habrás ahorrado, entre otras interrogantes. Siempre pensé que lo único que me podía sacar de mi casa eran los recibos de luz, agua y gas.
Cuando haces una casa, generalmente piensas, sobre todo cuando vives en medio del desierto de Sonora, en aislarla nomás contra el calor. El tener una casa eficiente no es una sola acción, es tomar una serie de medidas, además de tener educación y conciencia junto con el resto de la familia.
Mi casa se fabricó con materiales tradicionales de hace 17 años, se aislaron las 4 paredes con 2 pulgadas de espuma de polietileno, se dejaron preparadas las tuberías de agua fría y caliente para un colector solar, y también para un proyecto de paneles solares para producción de energía eléctrica. Además de esto, todos los focos son de espiral de 23 watts, que poco a poco se han ido reemplazando por focos LED de 9 watts.
Las ventanas son dobles y, como una política propia, siempre estará pintada de blanco aunque los faldones y las molduras tengan colores diferentes para contrastar.
El techo, aunque es de vigueta y bovedilla tradicional, absorben el calor y lo pasan a través del techo hacia dentro de nuestra casa, lo que tratamos de disminuir utilizando impermeabilizantes cada dos temporadas.
Mi casa tiene 9 toneladas de aire acondicionado de alta eficiencia, uno de 3 toneladas para el segundo piso, y dos de 3 toneladas para el piso de abajo.
Algo que debemos hacer notar es que, uno de los éxitos que hemos tenido para el bajo consumo de electricidad durante el verano, es la instalación de una puerta que divide el primer piso del segundo.
Esto, con la finalidad de que el aire frío no baje por las escaleras, evitando así la fuga de aire y que el aire acondicionado del segundo piso funcione con muchísima más eficiencia. También se instalaron termostatos electrónicos programables que automáticamente mueven las temperaturas durante el día, la noche y los fines de semana.
Por otra parte, desde hace tres años instalamos el colector solar y es una maravilla. Tenemos agua caliente durante 365 días del año y sólo prendemos el de gas cuando hay más de 3 días nublados seguidos.
Nuestro consumo de gas disminuyó de 12 cilindros de 30 kilos al año a sólo 2 por año. Con lo que cuesta cada cilindro, pueden sacar cuentas de lo que se están ahorrando. Si no tienen un colector solar, es el momento perfecto para comprarlo.
Una de las partes más importantes es la educación al resto de la familia, pues de nada sirve el ahorro y la eficiencia si nadie coopera con ella. Hay que enseñarle a los hijos la responsabilidad que tienen con el medio ambiente y el ahorro de energía, pues se debe tomar conciencia sobre prender y apagar luces, estar pendientes de goteras en las regaderas e inodoros, etc…
¡Pero vale la pena!
Fuente: Jorge Tapia Iñigo
